La "gripeciña" de Jair Bolsonaro que costó miles de muertos e infectados.

El miércoles 26 de febrero se registró el primer caso positivo de COVID – 19 en Brasil, desde la fecha hasta el momento el presidente Jair Bolsonaro fue (junto a Donald Trump) uno de los pocos presidentes del mundo en mostrar poco o nulo interés por la cuarentena, alegando que era una locura parar el país por una pequeña gripe. Finalmente hoy, 7 de julio, el mismo Bolsonaro dio positivo de coronavirus. 



El continente Americano se convirtió oficialmente como el epicentro de la pandemia el 22 de mayo, esto nos debería sorprender y no. ¿Por qué? Nos debería sorprender por la muy poca importancia que le dieron varios mandatarios americanos a la pandemia, mandatarios de tan alto calibre como los mismos presidentes de los Estados Unidos, México o Brasil que minimizaron la situación en reiteradas oportunidades después de varias semanas de haberse declarado la pandemia. Cuando digo que no nos debería sorprender que seamos el epicentro hago referencia a que América (con sus 1.000 millones de habitantes) es un continente con grandes deficiencias sanitarias, altos índices de pobreza, desigualdad, informalidad, atraso en varios aspectos económicos, educativos y tecnológicos (con excepción de Estados Unidos y Canadá). Este es el cóctel perfecto para una catástrofe, si Europa siendo el  primer mundo el COVID - 19 causó un desastre el sentido común nos diría que en uno de los continentes más pobres del mundo deberíamos haber actuado con mucha más responsabilidad, no subestimando al virus  y conociendo nuestras propias limitaciones.

Pero este no fue el caso de Brasil, cuando escuchaba las declaraciones de Bolsonaro no podía entender como alguien con semejantes dichos y pensamientos pudiera ser presidente de un país tan importante e influyente de América Latina, es difícil entender cómo una persona puede decir que “se está sobredimensionando el poder destructivo del virus” o que el COVID - 19 era una “fantasía”. Creo que muchos/as de nosotros/as estamos “curados/as de espanto” después de años de escuchar a políticos/as decir barbaridades por la televisión, pero escuchar las locuras que llegaban de Brasil debió haber sorprendido a más de uno/a. Bolsonaro se cansó de insultar a los medios de comunicación y a los gobernadores que cuestionaban sus políticas anticuarentena, según él: 


“El brasileño tiene que ser estudiado, él (brasileño) no se va a contagiar, lo pueden ver saltar a la alcantarilla y bucear, no le pasara nada”
 



Desafío a la médicos diciendo que iba a organizar una barbacoa para 70 personas cuando ya en el país se registraban más de 140.000 casos positivos y 10.000 muertes, desafío a la justicia cuando no quería usar barbijo, mostrar sus testeo, ni respetar el distanciamiento social, desafío la democracia cuando amenazó con intervenir el Congreso e insulto la memoria de los fallecidos cuando un periodista le preguntó por la cifra de muertes y él, en modo arrogante y burlesco, le respondió que no es  “sepulturero”  para que le pregunten esas cosas. 


Y ahora ¿Cómo sigue la cosa?

Según mi criterio, no creo que cambie mucho la política sanitaria de Brasil, una persona que mantuvo el mismo discurso durante meses es difícil que deje su orgullo de lado y vaya en contra de su convicciones. Por culpa de un irresponsable, Brasil es uno de los países más golpeado del mundo y una potencial amenaza para la región, las muertes e infectados se cuentan por miles. Por una decisión políticas de no hacer nada se han destruido millones de familias. No solamente la economía brasilera está en caída libre, que supuestamente no se quería implementar la cuarentena para evitar la pérdida de millones de empleos (algo que terminó ocurriendo) ahora sumale la angustia y tristeza de los seres queridos que perdieron a un familiar.

Con el tiempo hemos naturalizado las cifras de muertes, uno escucha todo el tiempo que mueren personas por el virus como si nada, pero detrás de cada una de las 65.631 personas fallecidas en Brasil hay una familia. Independientemente de lo que pase con la salud de Bolsonaro el daño está hecho. Es muy difícil a estas alturas de la pandemia “remediar” lo que no se hizo antes.

No está demás decir que uno jamás se alegraría que una persona (por más repugnante que sea) se contagie y muera por COVID – 19, nadie se debería alegrar por la muerte de una persona, pero si es cierto que dentro nuestro se mira con cierta complicidad  que Bolsonaro diera positivo y pensar  “era obvio que se iba a contagiar”. Que Bolsonaro tenga COVID - 19 no es noticia, era algo que se esperaba, no se debía cuestionar si se va a contagiar o no, solo se debía esperar a que suceda y saber a cuantas más personas contagio, esto finalmente ocurrió hoy. Cuando uno hace esta reflexión en redes sociales vienen muchos comentarios con el “con eso no se jode”, “ojala que nunca te pase”, etc. pero hay una gran diferencia, Bolsonaro fue en contra de la corriente, organizaba marcha multitudinarias, no se respetó la distancia social y se terminó contagiando, cualquiera que esté haciendo la cuarentena también puede contagiarse, pero esa persona no sale a la calle porque si ni se meterse donde hay una aglomeración, por más cuidado que se tenga se puede contagiar igual, pero que un líder político de tan mal ejemplo es digno de ser criticado. 


Nos salvamos de ser Brasil

Siento que en Argentina sucede lo contrario, si bien los números van en aumento, si nos comparamos con países de la misma región no estamos tan mal, digo, gran parte del país está retomando sus actividades y si bien hay algún que otro retroceso, el virus aún está bajo control. Pero no falta el/la periodista que siguen cuestionando la "nueva normalidad", siguen cuestionando que no pueden circular por donde quisieren y parece que no están conformes de tener tan pocos fallecidos. Mantengo la postura que el haber actuado con tiempo tiene sus frutos, la crisis económica no es solo argentina, todos estan la misma, la recesión es global, pero lo que no es global es la cantidad de fallecidos, no tenemos que caer en el error de flexibilizar todo ahora porque cualquier brote grave puede desatar una ola de contagios. Estemos orgullosos/as, nos salvamos de ser Brasil. 

3 comentarios:

  1. Un ridículo, lamentable lo de este tipo.

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    1. Totalmente! Menos mal que acá no corrimos esa desgracia.

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  2. Que tipo mas infumable hermano.

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