Inicio de clases: Una alternativa real para abrir las escuelas.

La pandemia ha dejado, y dejará, grandes grietas en varios sectores de la sociedad, una de las más afectadas será sin duda el sistema educativo. No es novedad que el 2020 fue un año muy duro para millones de estudiantes de diferentes niveles educativos, ya que la pandemia nos tomo de sorpresa a todos/as y fue casi imposible planificar la apertura de las instituciones educativas con el fin de no perder el año, pero este 2021 se nos presenta como una oportunidad para poder recuperar una pequeña parte de los días perdidos. Esa oportunidad viene acompañada con un enorme desafío para el Gobierno, Ministros/as, Gobernadores/as, directores/as, profesores/as, alumnos/as y padres/madres. A continuación veremos cuáles podrían ser las posibles soluciones para poder abrir los colegios y universidades sin poner en peligro la vida del sector docente, no docente, las familias, entre otros.


Antes de comenzar de lleno con el tema en cuestión, creo fundamental empezar a desmentir algunos mitos instalados por los medios de comunicación hegemónicos y comentarios en redes sociales. La mayoría de los/as funcionarios estatales, la mayoría de la oposición y la mayoría de los/as ciudadanos/as, busca una vuelta a clases segura y sin fallecidos/as, pero como en todo tema que está instalado en la agenda social, siempre hay algún/a que otro/a oportunista que busca sacar “tajada política” del problema para sumar poder mediático, creo que es imprescindible poder identificar aquellas personas (y medios) que buscan hablar seriamente del tema buscando soluciones de aquellas personas que buscan ahondar aun mas en la grieta con frases decadentes y carentes de sentido. Pero si hay algo que está claro, es que la vuelta a clases no será como la conocemos, ha quedado en el pasado la imagen de cursos llenos, la nueva normalidad escolar viene acompañada de un barbijo, alcohol en gel y distancia social.

 

 


También creo que es un error intentar “copiar” lo que han hecho otros países, Argentina (y la gran mayoría de América Latina) posee grandes diferencias, por no decir déficit, con países desarrollados, no solamente en términos edilicios, sino también en cantidad de alumnos/as por curso, acceso a dispositivos con internet, materiales, distancia entre el/la colegial/a y la institución, el poder adquisitivos de los padres/madres, entre otras miles de variantes. El “modelo” alemán para la vuelta de clases solo sirve en Alemania, el “modelo” estadounidense para la vuelta a clases solo sirve en Estados Unidos, el “modelo” chino solo sirve en China. Lo correcto sería estudiar y aprender cómo funcionan esas estrategias para poder crear un “modelo” argentino, es decir, que se adapte a nuestro sistema educativo en particular y así sea más efectivo su implementación. Si buscamos imitar lo que hicieron otros países vamos directo al fracaso.

 

Cada institución es un mundo.

Cada establecimiento primario, secundario o universitario es absolutamente diferente al resto, ya sea en términos de ventajas o desventajas, por citar un ejemplo, puede haber una facultad que cuente con una gran cantidad de cursos disponibles para el estudiantado, algo que evidentemente funciona como una ventaja en plena pandemia, ya que es más factible que se pueda cursar utilizando al máximo el espacio respetando el distanciamiento y que puedan asistir más cantidad de gente evitando la aglomeración, naturalmente, no podrán cursar el 100% de los/as estudiantes, pero sí posiblemente una buena cantidad.

Foto superior: Edificio principal de la FCPyS - UNCuyo
Foto inferior: Edificio secundario, aulas extras de la FCPyS (BACT)

Yendo a un ejemplo contrario, puede haber escuelas primarias o secundarias (como por ejemplo a la que me tocó ir en mi adolescencia) donde solo cuenten con los cursos necesarios para cada año, es decir, no existan cursos “extras”, en este caso es mucho más complicado que muchos de los/as estudiantes puedan volver, es probable que sólo una fracción de ellos/as lo puedan hacer y bajo estrictos controles sanitarios.

 

 

A la hora de planear cuántos bancos estarán disponible, es fundamental conocer bien cada institución y saber hasta dónde pueden dar sin ser un potencial foco de contagio, este debería ser un trabajo de cada director/a, intendente/a y Gobernador/a. El solo hecho de pensarlo conlleva una ardua y difícil tarea considerando que el sistema educativo ha sido un punto de ajuste (recorte de fondos) en el último Gobierno, donde la inversión en educación cayó cerca de un 35% durante la administración de Mauricio Macri (Pagina12, 2019).

Fuente: Pagina 12, 2019

Si mi buen amigo/a, los mismos que hoy piden por todos los medios de comunicación opositores que abran las escuelas, fueron los que entre 2016 y 2019 desfinanciaron la educación pública para destinarlos a retroalimentar la bicicleta financiera.

 

 

Identificar los años esenciales

Como mencione anteriormente, cada institución debe conocer cuál es su capacidad en términos de espacio físico, una vez que tenemos ese dato, hay que empezar a analizar los años “prioritarios”.

 

Nota: Considero que todos los años de todos los ciclos son importantes, pero es cierto que en plena pandemia hay determinados estudiantes que necesitan una atención diferencial en su formación para poder desarrollarse mucho mejor en los años posteriores, no quiero caer en el error de decir que el jardín es más importante que la universidad ni viceversa, pero eso ya lo desarrollare mejor.

 

Continuando, creo que en este inicio de clase se le debe dar prioridad a los primeros años escolares, es decir, jardín y primaria, ya que el/la niño/a necesita aprende temáticas curriculares que le servirán en la secundaria, como puede ser aprender a desarrollar correctamente el habla, la escritura, comprensión de figuras, números, textos, problemas y soluciones, entre otros. Por más difícil que suene, no cualquiera está capacitado/a para enseñarle a un/a hijo/a a leer correctamente, le podremos tener todo el amor y paciencia del mundo, pero no contamos con las capacidades pedagógica que sí tiene un/a maestro/a. Por eso se debería hacer todo lo posible para que esos años empiecen el colegio si o si. Se debería brindar lugares especialmente construidos o reacondicionados para que la mayoría de ellos/as puedan asistir siguiendo todos los protocolos sanitarios y las comodidades necesarias que demanda el cursar en épocas de altas o bajas temperaturas.

La nueva normalidad en los colegios de Asia.

 

Con respecto al secundario, se puede establecer una dicotomía, empezar a relevar datos de las condiciones escolares-económicas en las que se encuentra cada alumno/a, ver caso por caso, si el/la chico/a puede cursar desde el hogar, es decir, cuenta con dispositivos adecuados, no tiene dificultades en el estudio y tiene internet para poder cursar en casa, lo debe hacer, pero en el caso contrario (que seguramente será una gran parte de ellos/as) si no cuenta con un smartphone de gama media o alta, notebook o PC de escritorio en condiciones, no cuenta con un internet fluido y que, por diferentes motivos, no puede seguir el ritmo del grupo, se dificulta mucho poder “asistir” a la clase, en esos casos se debería tener asegurado un banco en el colegio. Esos casos que necesitan mayor atención deberían poder tener clases presenciales, de lo contrario se puede repetir lo que sucedió en el 2020, donde cerca del 13% de la matrícula total tuvieron que abandonar la escuela por las dificultades de la pandemia, para que tengamos noción de la cifra, eso representa 1.5 millones de alumnos/as (infobae, 2020). Los/as que pueden cursar desde casa, que lo hagan, si no cuentan con las condiciones mínimas para presenciar las clases virtuales, que asistan presencialmente. 

 

 

Otra variable a considerar, es que deberían tener mayor consideración con el primer año de secundaria, ya que pasar de la primaria a la secundaria conlleva un gran paso en la vida de cada chico/a y puede ser, que en algunos casos, no se esté preparado/a para ello.

Yendo al ámbito universitario se podría aplicar la misma estrategia que el nivel secundario, seguramente muchos/as de nosotros hemos escuchado que la secundaria no prepara a los/as chicos/as para la universidad, y esta afirmación es una realidad, muchas escuelas (especialmente las que están alejadas de los centros urbanos) no preparan al estudiante para entrar y permanecer en la universidad, no les brindan todo el conocimiento necesario para ingresar y muchas veces empiezan el pre con una enorme desventaja cognoscitiva si los comparamos con aquellos que asistieron a colegios privados o colegios que se encuentran en, por ejemplo, el Gran Mendoza. Por ello, es fundamental que cada estudiante que ingresa a cualquier universidad del país reciba una atención especial sobre todo el primer año, reciba todo el apoyo de los/as tutores/as y ayudantes/as de la carrera. La universidad suele ser un giro de 180° en la vida de aquellos/as que pueden acceder a estudios superiores, el pasar de la secundaria a la facultad es un enorme paso y para poder desarrollar los años posteriores de la mejor manera es importante que el/la estudiante esté acompañado/a presencialmente por un/a profesor/a, por más avanzada que esté la tecnología y la Inteligencia Artificial, nunca se podrá comprar con la interacción que se puede dar entre el/la profesor/a y los/as alumnos/as en cuatro paredes.


Cuando hablamos del segundo, tercer y cuarto año, creo que se debe tener en cuenta otras variables, como el acceso a un dispositivo móvil, un internet fluido y las dificultades que se pueden presentar en determinadas materias. Hablando desde mi experiencia en el 2020, hubo materias con las que no tuve mayores inconvenientes y tener clases a distancia fue dentro de todo cómodo, me adapté, pero si es cierto que hubo otras que me costaron (y aun me cuestan), probablemente a muchos/as de los/as lectores/as que estén yendo a la universidad les pasará lo mismo, por ello creo que la presencialidad debe ser mixta, las universidades suelen tener acceso a la información socio-económica del estudiantado, y saber quiénes tienen las posibilidades de cursar a distancias y quienes no, también cuentan con profesionales para asistir a todo aquel que se le presente una dificultad para estudiar o afrontar una materia. Aquellos/as universitarios/as que pueden cursar a distancia lo deben hacer, solo se le debería garantizar un lugar para los casos especiales, si se usara esta metodología se podría lograr abrir las universidades manteniendo un control de cuantos bancos se necesitan y destinar las aulas siguiendo todos los protocolos correspondientes. 


 

Con respecto a quinto año, creo que todos/as los/as que estén cursando materias del último año, deberían tener clases presenciales, ya que es el último paso antes terminar los estudios obligatorios y salir al mercado laboral, el mantener un contacto estrecho con los/as profesores/as puede ser de gran ayuda para su vida profesional, pero no se circunscribe solamente a eso, sino también pueden ser una gran guía en las prácticas o pasantías, en la preparación de la tesis, en terminar de pulir el perfil adoptado, etc. Así como el primer año puede marcar la diferencia en los posteriores, el último puede servir para estar un poco mejor preparado para aplicar todo lo aprendido en los años de estudio.

En el video que adjunto a continuación, muestra cómo fue el regreso a clases en China. El antropólogo materialista y profesor de la Universidad Zhejiang Yuexiu, Javier Telletxea Gago, muestra como se prepararon para abrir las universidades sin poner en peligro la vida de las personas, recomiendo con entusiasmo su canal de YouTube.



Conclusión

El 2020 fue prácticamente un año perdido, por más que muchos/as hayamos tenido la fortuna de haber cursado de forma remota, creo que el aprendizaje no fue el mismo, en varias materias se quitaron temas de los programas y hubo una reducción drástica de horas cátedras, por más que le hayamos puesto toda la predisposición, fue un año difícil. Nos tuvimos que adaptar forzosamente a la “nueva normalidad” sin dejar nuestras responsabilidades de lado, por eso estoy seguro que el Gobierno busca una vuelta de clases con todos los protocolos correspondientes. Pero como sabemos, estamos próximos a una segunda ola de contagios, si bien la vuelta a clases depende en gran medida del Gobierno, nosotros como ciudadanos/as tenemos la responsabilidad moral y ética de ayudar a no disparar la curva de contagios, ¿Cómo se logra? Mantener el distanciamiento social, usar barbijo, no asistir a eventos masivos y clandestinos, salir lo menos posible de casa, es decir, cuidarnos a nosotros/as mismos/as para cuidar al resto. La vuelta (o no) de las clases presenciales depende de nosotros/as, la segunda ola llegara, eso es inevitable, pero depende de nosotros/as si será peor que la primera o podremos mantener un número de contagios relativamente controlables para mantener algunas libertades.

 

 

También cabe rescatar que es muy probable que se inicien las clases en algunas instituciones y al poco tiempo deba cerrarse por algunas semanas por los rebrotes, por mencionar un ejemplo, el Gobierno de Portugal decidió cerrar todos los colegios por al menos 2 semanas ante el creciente número de casos y el peligro que significa la nueva cepa británica. El Primer Ministro, Antonio Costa, justifica:


Hemos verificado que hay un crecimiento muy acentuado de la presencia de esta cepa. La semana pasada teníamos un 8% de prevalencia, esta semana (21/1/20) tenemos un 20% y los estudios apuntan a que llegara a un 60% en las próximas semanas (El Periódico, 2020)
       
        Este nuevo año representa muchos desafíos desconocidos para los/as tomadores/as de decisiones, todos/as vamos aprendiendo e informándonos sobre la marcha de las novedades del SARS - COV 2. Que el Presidente Alberto Fernandez tenga un plan de vacunación ya listo para los/as trabajadores/as esenciales (entre ello los/as profesores/as) es un enorme alivio, nos estamos diferenciando el resto de países de la región por la cantidad de vacunas obtenidas y por el creciente número de vacunados/as. Esa misma vacuna que era estigmatizada por su procedencia, hoy está cerca de ser adquirida por Chile, Uruguay, Brasil y México. Para poder terminar con la pandemia, hay que dejar el sensacionalismo/amarillismo de lado y apostar a la cooperación nacional e internacional. Seguramente me faltaron varias aristas por mencionar, pero no busco abarcar la totalidad del tema, solo una parte de ella, en el caso que de amerite, publicaré un nuevo artículo dando más detalles. 

Nadie se salva solo/a, hay que seguir cuidándonos. 

 


 

Este artículo está abierto a recomendaciones, críticas o sugerencias, no pretendo tener la verdad absoluta ni la solución definitiva, solamente busco expresar las ideas que vengo cocinando en mi cabeza y plasmarlas en mi blog, pero todo aporte será más que bienvenido. Espero que hayan disfrutado de la lectura.

 


Fuentes:

-    https://www.infobae.com/educacion/2020/10/02/estiman-que-al-menos-15-millones-de-alumnos-abandonaran-la-escuela-despues-de-la-cuarentena/?outputType=amp-type&__twitter_impression=true

- https://www.pagina12.com.ar/233183-cuatro-anos-de-ajuste-para-la-educacion?__twitter_impression=true

- https://www.elperiodico.com/es/internacional/20210121/portugal-cierra-colegios-avance-covid-11469396



 

Un artículo escrito por Ruben Alejandro Vega Mairan, estudiante de Licenciatura de Ciencia Política y Administración Pública en la Universidad Nacional de Cuyo.


Contacto:

Twitter: @AlejandroMairan

Gmail: ale.ravm36@gmail.com

1 comentario:

  1. Excelente reflexión, al fin volviste a publicar artículos jaja


    Abrazo Ale

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