La República Argentina es conocida en el mundo por el tango, mate, asado, fútbol y la inflación. Nuestro país tiene una larga historia inflacionaria y muchas veces esta lucha ha servido como eslogan de campaña para ganar elecciones. Pero ¿Cuándo y por qué surge? ¿Siempre tuvimos problemas con los precios? ¿Qué ha hecho el liberalismo para detener la escalada de precios? ¿Funciono? ¿Cuáles son las posibles soluciones? Todo esto lo veremos a continuación.
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Billetes que ya no están en circulación |
Seguramente si prendemos la televisión ahora mismo y sintonizamos algún
programa que hable de la política actual, nos toparemos con algunos economistas
que estén debatiendo de la inflación y haciendo afirmaciones de los motivos por
el cual ellos creen sucede esto. Acto seguido, proponen una serie de medidas
para “estabilizar” los precios, lo interesante y curioso es que esas medidas
ya fueron aplicadas en el país en Gobiernos anteriores y no dieron buenos
resultados. Para no andar con misterios y empezar a darle nombre y apellido al
artículo, estos economistas suelen ser Javier Milei, José
Luis Espert, Carlos Melconian entre otros liberales /
libertarios.
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(Javier Milei, José Luis Espert, Carlos Melconian y Nicolás Dujovne) |
Este
artículo está dividido en dos partes, en la primera vamos a empezar con algo
que considero de vital importancia y es hacer un repaso de la inflación desde
finales del siglo XIX hasta la actualidad, esto no solamente es para entender
que, atención spoiler, siempre existieron los precios altos, no es algo que
surgió en los últimos 20 años. Conocer esto, o por lo menos saberlo, nos hace
tener una mejor perspectiva de los problemas estructurales que tiene nuestro
país en su tan difícil lucha con los precios. Con este recorrido también vamos
a derribar algunos mitos populares que se tiene con respecto a su origen, por
citar uno de los más importante tenemos a los famosos “80 años de peronismo” que, según algunos, fue lo que empezó con la suba de precios, quizás suene
tentador pensar que es así, porque a un gran problema le damos un culpable, pero en la práctica y sobre todo en los archivos
oficiales nos demuestra que esto no fue así. Cabe recalcar que
durante el Gobierno de Juan Domingo Perón (1946 - 1955) si hubo una subida de
precios importante, pero culpar de todos los males de Argentina a una persona o a un partido
político es injusto y distorsiona la realidad. Por último, en la primera parte
también vamos a ver como la inflación nunca tuvo un solo motivo,
este es otro mito que se ha extendido en los programas de televisión, donde
para los economistas ortodoxos el motivo de la inflación es solo uno: La
emisión monetaria.
En la
segunda parte, publicada en la próxima entrada, vamos a abordar los mitos del
Libre Mercado para solucionar los problemas económicos de Argentina y como
muchas veces nos quieren hacer creer que la única solución para terminar con la
inflación es mediante el ajuste y achicar el Estado.
La cuestión inflacionaria tiene muchos problemas y muchas soluciones, pero para
no irnos del artículo pensando que solo se habló de la inflación y no se dieron
respuestas, también vamos a encarar posibles soluciones que se podrían hacer
para lograr estabilizar los precios sin necesidad de que el Gobierno aplique
políticas de ajuste y por consiguiente, recesión. No voy a mencionar todas las
posibles soluciones, ya que esto se haría muy extenso y creo que sería
interesante tratar el resto de soluciones en otros artículos futuros, en este,
solo vamos a ver algunas respuestas que creo fundamental y que por ahora no se
estarían haciendo.
Argentina, una potencia económica.
Nuestro recorrido empieza en la etapa del modelo
agroexportador (1880 - 1930). Pero ¿Por qué empezamos desde acá y no
antes? Por qué recién en estos años se empezaron a tener los primeros registro
de los datos económicos del país, en el modelo agroexportador los mercados
externos determinaban en gran medida el nivel interno de precios, esto se daba
gracias a la escasa producción industrial que no hacía posible sustituir los
productos manufacturados que llegaban de Gran Bretaña y su
pujante industria, por consiguiente, los aumentos de los precios
internacionales influían directamente en el sistema de precios domésticos. Otro
motivo fue la descontrolada emisión monetaria por parte del Gobierno de Juárez Celman sobre la base del oro tomando en
préstamo en el exterior, especulación sobre tierra y obras públicas, que hacía
que los precios se elevarán. Se estima que en 1889 los precios habían aumentado
un 30% anual y en 1891 casi un 50% cuando la devaluación alcanzó el 54%. El
motivo principal de la inflación en esta primera etapa se daba por la emisión
monetaria y el desequilibro en la balanza de pago.
Si bien es cierto que Argentina era uno de los
países más ricos a finales del Siglo XIX (tomando en consideración su PBI per
cápita), este dato dicho sin contexto puede distorsionar la historia económica.
El PBI per cápita mide el valor de todos los bienes y servicios finales
generados en un año determinado dividido la cantidad de habitantes, lo que nos
da como resultado la riqueza que cada uno de ellos tendrían si las
ganancias se repartieran entre toda la sociedad, pero que el PBI per cápita sea
alto no significa que todo el país va a contar con una calidad de vida alta.
Cuando tomamos el Producto Bruto Interno como una forma de medir el crecimiento
económico de un país, hay ciertas variantes que no se tienen en cuenta, como por
ejemplo la distribución del ingreso, el bienestar social, el monopolio
comercial, las salud, etc.
Es cierto que Argentina superaba, económicamente hablando, a los Estados Unidos, Nueva Zelanda y Japón, pero todas esas ganancias se iban al exterior o, en el mejor de lo casos, se quedaban en manos de unas pocas familias. En las provincias y para la gran mayoría de las personas la realidad era otra, a la extendida pobreza de un país naciente teníamos que sumarle una creciente suba de precios, salarios miserables y nulos derechos laborales. La inflación nunca es un fenómeno imparcial y objetivo, en todo aumento de precio hay personas que salen ganando (generalmente grandes empresas y grandes empresarios) y personas que salen perdiendo (clase baja y media).
A modo de
conclusión podemos decir que aun con un modelo ortodoxo, es decir, un modelo
económico abierto, plenamente integrado al mundo y con libre
entrada y salida de capitales extranjeros (sobre todo británicos,
Alemanes y Estadounidenses) aun así el país contaba con un crecimiento de
precios descontrolado, una elevada deuda externa y un modelo económico frágil a
todo cambio que pueda suceder en el mundo. Este fenómeno inflacionario volvía
repetirse durante la Primera Guerra Mundial, pero en este
periodo los precios aumentaron por la escasez del comercio exterior. En
Italia, por ejemplo, los precios mayoristas crecieron un 300%, Francia 240%,
Gran Bretaña 130% y 90% Estados Unidos y en Argentina la inflación anual
promedio el 26%, que si se compara con lo países antes mencionado parece
un número bajo, pero en la economía doméstica ese 26% si tenía sus
consecuencias. Finalmente este modelo tuvo su fin aproximadamente en los años
1930.
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(Puerto Madero,
elevadores de granos) |
Las limitaciones de la Industria Nacional.
A partir de la década de 1930 y ante un comercio
exterior contraído sobre sí mismo por el Crack del 29 y
la Primera Guerra Mundial, los países sudamericano (incluido
Argentina) empezaron a producir lo que antes exportaba, las consecuencias de la
Primera Guerra Mundial era que nuestro país perdió varios mercados
internacionales, entre ellos el Europeo (no teníamos a quién vender nuestras carnes ni cereales) y hubo una escasez en las importaciones de materiales
esenciales, con este nuevo modelo se implementó la industrialización y también
se modificó la distribución del ingreso. Esta nueva era de Industrialización
por Sustitución de Importación (1930 - 1975) se vio atada a la rigidez
de la oferta, durante el peronismo se incentivó el consumo público y
privado y dio espacio a la puja por una mejor distribución del ingreso, es
decir, como se iba a repartir las ganancias que recaudaba el Estado. Durante la
década de los 50, el/la trabajador/a empezó a tener mejores ingresos y esto no
cayó nada bien entre los empresarios nacionales. Gracias a esta nueva política
de un Estado presente, los consumidores empezaron a demandar tantos bienes por
la suba del poder adquisitivo que las exportaciones empezaron
a bajar por la demanda del mercado interno, ante la falta de divisas por la
reducción de las exportaciones el peso se empezó a devaluar provocando un
aumento de los productos exportables e insumos y dando comienzo a una inflación
espiralada. Si nuestro país hubiera contado con una industria interna más
preparada para satisfacer las demandas de una creciente clase media este
problema no hubiera existido, pero como vimos en la etapa anterior, Argentina
prácticamente dependía de los mercados externos y no había nada de “producción
local”. Si bien es cierto que la suba de precios era importante, a esto se le
tenía que restar el incremento del PBI per cápita y el bienestar social, es
decir, los bienes y servicios aumentaban, pero también lo hacía el salario y la
distribución del ingreso. Acá podemos hacer una diferenciación en el tipo de
inflación y el bienestar social, una cosa es que suban los precios en una recesión,
donde los salarios cierran a la baja, se consume poco o
nada, el Gobierno aplica un plan de ajuste y todos
los índices económicos están en rojo, a una inflación con un
consumo en aumento, salarios dignos, desempleo bajo
y un desarrollo productivo nacional en crecimiento. Con
esto no estoy justificando y diciendo que la inflación en determinados contexto
es “buena”, todo lo contrario, la inflación siempre es algo negativo y perjudicial,
sobre todo para la clase obrera, pero es menos dañina una
inflación cuando hay trabajo, a una inflación cuanto hay altos índices de
pobreza. En la etapa anterior había alta inflación pero los salarios eran bajo
y dependíamos de la buena voluntad de Gran Bretaña, durante el peronismo la
inflación era aproximadamente del 19% anual, pero más personas tenía trabajo, estábamos
transitando la industrialización y una menor dependencia del exterior.
Entre 1945 y 1971 la tasa de inflación de Argentina promedio el 20% anual, con un pico menor de 3,8% en 1959 y con un máximo de 60% entre 1971 y 1973. Este modelo tiene su fin con las últimas dictaduras militares impulsadas desde Washington para “frenar” las ideas comunistas que se venían gestando de los años 60 y apareció una nueva corriente ideológica que impuso en América Latina el libre mercado y la especulación financiera.
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(Tranvía completo
de trabajadores en los festejos del 17 de octubre. Buenos Aires) |
Las recetas del tío Sam.
Desde la primera elección en la que
participó Juan Domingo Perón, el gobierno de los Estados Unidos ya se
había instalado en el país para influir en la política nacional, siempre que
Norteamérica interviene en un país es claramente para obtener ventajas
económicas. A diferencia de lo que se podría pensar, estas ventajas no son
bilaterales, es decir, no se benefician ellos y nos beneficiamos nosotros por
un acuerdo económico justo, sino que buscan obtener ventajas a través de la
política proestadunidense o, en muchos casos, a través de la fuerza militar
para que su economía pueda desarrollarse a todo ritmo. La forma que tienen de
influir puede ir desde la sutileza de “recomendaciones” económicas para los
países en vías de desarrollo, como por ejemplo Consenso de Washington, hasta
colocar descaradamente militares como presidentes.
Desde 1975 comenzó en Argentina una etapa de
inflacionaria gracias al “Rodrigazo” que elevó el precio de la nafta en
un 181% y la carne 36% en un mes, surge la especulación financiera y los
mercados se volvieron cada vez más concentrados. Lo característico de esta
época fue la quiebra de la industria nacional, aniquilada por los productos
baratos y sin impuestos del exterior (Libre Mercado en su máximo esplendor). Tanto Vasena como
Martínez de Hoz pensaban que la inflación tenía sus fundamentos en problemas
de costos de producción (sueldos altos) y que estos no podían
solucionarse solo a través de una política monetaria contractiva, sino también
modificando el sistema financiero para hacerlo más “atractivo” a los capitales
internacionales, pero en realidad el verdadero problema que tenia Argentina
estaba en mejorar la competencia con las empresas extranjeras,
el aumento de la eficiencia, la mejora del abastecimiento
interno, la modificación de los patrones de demanda de consumo y acuerdos
con sectores empresarios para frenar la inercia inflacionaria.
Si bien lograron bajar un poco la inflación, los
precios subieron un 150% en promedio. La recesión provocada por estas medidas
se extendió durante toda la década de 1980, a tal punto de llegar a una
hiperinflación. Algunos economistas atribuyen esta hiperinflación al resultado
de un golpe de mercado preparado con la ayuda de la oposición,
incluyendo una rebelión fiscal, con el fin de modificar el cruce político
(algo que terminó sucediendo con Alfonsín). La deuda en divisas que
generaron las dictaduras añadió una presión extraordinaria sobre la restricción
externa al crecimiento, esto sería el desencadenante del estallido de la
política económica, la inflación se agudizó hasta la hiperinflación.
Durante los 80, podemos distinguir dos momentos de hiperinflación:
1989: Los precios aumentaron un 3.079%, a esto le surgió la ruptura abrupta del último plan de ajuste de Alfonsín (Plan Primavera). Medio salario obrero se destinaba al pago de servicios, la deuda pública creció exponencialmente y se redujo los ingresos de la Tesorería General de la Nación, la causa de la hiperinflación fueron múltiples
1990: Los precios aumentaron un 2.314%, comenzó con la corrida bancaria luego de que se anunciara la dolarización, los depósitos de los bancos fueron congelados y transformados en Bonos.
En 1991 el tipo de cambio fijo (Ley de
Convertibilidad) contuvo la inflación, pero causó otros desastrosos
desequilibrios como la sobrevaluación del peso, la desindustrialización, destrucción del
aparato productivo, la triplicación de la deuda externa,
los mayores índices de desocupación de
la historia Argentina, apropiación de los
ahorros bancarios de vastos sectores de la población, etc. Esta
estabilidad, apoyada por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial,
buscaba la venta barata de los activos públicos (privatizaciones) para hacer
frente a la deuda contraída para sostener el uno a uno. Así en 1999 se
acentuó un proceso deflacionario que se prolongó hasta el
2001, el resultado fue el default, devaluación, crisis social y los precios se
trasladaron al consumidor en un 25% anual.
Es cierto que durante los 90 la inflación fue
baja, pero el costo social fue tan grave que hasta el día de hoy
seguimos con las secuelas por las medidas del gobierno neoliberal. Me pregunto…
¿Valió la pena tener un dígito de inflación anual si el resultado de esta política termino en la peor crisis financiera de nuestra historia? Yo creo que no, pero una vez más, vemos como una inflación alta o
una inflación baja afecta de diferentes maneras al conjunto de la sociedad. El
modelo económico liberal implementado por las relaciones “carnales” con el
Gobierno de los Estados Unidos nos llevo a tener los peores indicadores
socioeconómicos de la historia argentina, se vendieron las más importantes
empresas estatales (YPF, Aerolíneas Argentinas, etc.) con el objetivo de tener
un Estado más chico y “eficiente” pero resultó todo lo contrario, el
neoliberalismo solo trajo pobreza y destrucción a la industria nacional logrado
en las década anteriores.
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(Menem con
la banda presidencial) La clave era no girar a la derecha. A partir del 2003/2004 los índices de precios
disminuyeron un 13% y 4% respectivamente como resultado de la recuperación
económica basada en una producción nacional que aprovechaba la
capacidad instalada excedente y la existencia de una fuerte masa de
desocupados. Entre el 2005 y el 2007 los índices de precios crecieron
aproximadamente un 10% y 12% anual por una suba de los precios internacionales
en las materias primas, pero esto se compenso por
la crecida del Producto Bruto Interno y
una mejor distribución del ingreso con una tasa de desempleo en descenso y
una reducción significativa de la pobreza, este
ritmo siguió hasta el 2007 cuando los índices de inflación empezaron a ser
cuestionados.
Las medidas tomadas por el entonces presidente
Néstor Kirchner, junto a una América Latina que había dejado de lado el
neoliberalismo para entrar en una nueva etapa de un Estado de Bienestar,
contradicen a ciertos economistas ortodoxos que han puesto a la estabilidad de
precio como una meta crucial entre los objetivos de toda política económica
descuidando otros aspectos como salud, tecnología, educación, etc.
Los programas de estabilización neoliberales siempre
han terminado en grandes recesiones, los ciclos de crecimiento productivo
vienen acompañados de procesos inflacionarios, este problema tiene que ser
entendida en el marco particular de la Argentina y del resto de países en vías
de desarrollo. Es prácticamente normal que un país que empezó un proceso de
industrialización sufra subida de precios ¿Por qué? Al tener una clase media y
baja que empiezan a demandar más bienes y servicios gracias a una mejor
distribución de los ingresos nacionales, el país necesita importar más hasta
que llegue a un punto donde logré fabricar lo que antes compraba afuera. Pero los problemas, a mi entender, de los últimos
50 años son tres, el primero es que hemos heredado de la última dictadura
militar un sistema económico que hace más rentable a la especulación
financiera (la famosa bicicleta financiera) que la producción real de
trabajo y capital, durante los años 90 los grandes dueños de las empresas
cerraron sus puertas y vendieron sus fábricas para dedicarse a especular con
los bonos argentinos. Ninguno de los países considerados “Primer Mundo” ha logrado el desarrollo que tienen en base a este sistema. En una entrevista
llevada adelante por el portal “El Cohete A La Luna”, el Ministro de Economía
Martín Guzmán sostuvo que es imprescindible una reforma profunda del sistema
financiero, tendremos que esperar a que llegue el momento para saber en qué
consiste. El segundo gran problema es que nuestra economía es
especialmente sensible a las crisis internacionales (otra
herencia de los militares), lo que suceda con el real, dólar o el euro tiene
repercusiones inmediatas en el bolsillo de el/la trabajador/a, esto dificulta
tener un crecimiento sostenido a largo plazo. Digo, si el dólar en el mercado
internacional tiene fluctuaciones, esto repercute en todo el mundo, no es que
solo acá suceden las crisis, pero si hay que reconocer que países como el
nuestro suelen ser los más golpeados. Y por último, es el tipo de país que un nuevo presidente busca desarrollar, en los últimos 30 años hemos pasado del más radical y vulgar liberalismo impulsado por Menem donde se puso en venta el país, a un Estado Benefactor de Néstor y Cristina Kirchner, seguido por la bicicleta financiera y destrucción de la industria nacional de Macri y nuevamente en un Estado presente de Alberto Fernández, creo que estos cambios tan bruscos en el “modelo de país” que queremos crea desconfianza en las inversiones que realmente quieren producir valor agregado en el país. Después de todo ¿Qué sentido tiene invertir todos tu capital en poner en marcha un emprendimiento si después viene un gobierno de derecha y hace que los productos importados de Estados Unidos / China / Europa entren al país libres de impuesto y que vos no pueda competir con esos precios? Creo que falta un debate serio sobre el modelo económico de país que queremos, todos deseamos un país productivo y desarrollado, pero en lo que no estamos de acuerdo es cuáles van a ser las estrategias para lograrlo. Para ir terminando esta primera parte, podemos sacar algunas
conclusiones. Desde 1945 hasta el 2007, sólo hubo 15 años donde la inflación
fue solo de un dígito, de esos 15 años, 9 fueron durante el
Menemismo, pero como vimos antes, esta baja inflación tuvo graves consecuencias.
Hubo 13 años (entre 1975 y 1988) donde la inflación superó los tres
dígitos, con un mínimo de 100% anual y un máximo de 688% anual, esta
espiral inflacionaria se dio con un modelo económico liberal (el mismo modelo
que muchos economistas ortodoxos propone hoy) y tuvimos dos años (1989 y 1990)
donde hubo hiperinflación. Como hemos visto, la inflación no tiene una sola causa, en el próximo artículo vamos a charlar sobre los motivos por los cuales hoy tenemos altos índices de precios y brindar algunas posibles soluciones. Si están interesado/as en profundizar más en el tema dejo las fuentes al final del blog o me pueden escribir en mis redes sociales y les puedo facilitar el material. Gracias por tomarse el tiempo y leer mi blog. Segunda partehttps://alejandromairan.blogspot.com/2020/08/la-historia-inflacionaria-de-argentina.html Twitter: @AlejandroMairan Instagram: @AlejandroMairan
Fuentes: -Mario Rapoport. “Una revisión histórica de la inflación en Argentina y de sus causas” - Gerardo Fabián De Santis. "Introducción a la Economía Argentina |
Excelente articulo! Muy interesante el desarrollo.
ResponderEliminarSaludos desde Valparaiso - Chile.
Muchas gracias por tomarte el tiempo de leerlo! Saludos desde el otro lado de la cordillera 🇦🇷🇨🇱
EliminarNo apto para libertarios jaja
ResponderEliminarjajaja mas vale! Y dentro de unos dias se viene la segunda parte :D
EliminarGracias por comentar
Excelente. Soy docente de economía en la universidad y en colegios, y a mis estudiantes eiempre les remarco que la inflación es un fenómeno económico, y por lo tanto un fenómeno social. Y, como todo fenómeno social, es multicausado. Quien afirma que "la inflación es sólo por..." miente. Es el gran problema del abordaje matemático de la economía. Saludos, Mario (@dolois en twitter)
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